A lo largo de la historia, nuestros hogares han sido azotados numerosas veces por éstos entes que practican una religión de carácter proselitista y que buscan seguidores de puerta en puerta. A la larga y con la experiencia uno aprende maneras de evitar enfrentarlos, escucharlos o abrirles la puerta. Hay que hacerles entender que no nos interesa su religión, que no estamos interesados y sobretodo, que estamos felices en lo que creemos (In the Morsa We Trust). Pero ni así dejan de venir, por lo que elaboraré una guia para alejar a testigos de jehová o a cualquier vendedor ambulante. Lo que venga primero.
Llega un testigo de Jehová a su casa y toca el timbre. Recuerde que usted no sabe quien puede ser el domingo a las 12 de la tarde (Sí, como no) por lo que usted contesta y pregunta quién es.
Dramatización:
"¿Quién?"
"Hola, muy buenas tardes, venimos a invitarle a leer la Biblia..."
"¿Quack?"
"Este... Señor (a) se encuentra ahí?"
"Quack quack."
"¿Señor(a) se está haciendo pato?"
"Quack."
Listo. Usted no ha entablado ninguna conversación referente a la Biblia, y si llega control de animales a su casa en busca de un "pato" desentiendase y diga que es de algún vecino que le ciaga bastante mal.
Segundo caso, no me creen que soy un pato en potencia. ¿Qué hago?
Muy sencillo.
Dramatización:
"¿Quién?"
"Buenos días, en este día quisieramos invitarle a leer la Biblia..."
"¿Ah sí? A mí me gustaría invitarlo a gozar la morsa."
"¿A qué, perdón?"
"Sí, a gozar la morsa."
"¿Acaso es una especie de secta religiosa?"
"No, pero la podríamos fundar. ¿Acaso nunca ha gozado la morsa?"
"Pues... no."
"Muy sencillo. Ustedes no gozan la morsa. Ustedes siempre se la pasan de casa en casa intentando conseguir seguidores, de las cuales son rechazados el 98% de las veces. Nosotros no, nosotros invitamos a nuestra secta Morsosa a todos aquellos que toquen el timbre."
"Muchas gracias."
Como usted puede apreciar, ha alejado a un testigo más de la puerta de su hogar, que, si es lo suficientemente voluble, encontrará en la morsa el camino de la verdad. Dejando a un lado su fanática religión y descontandoles un seguidor. ¡Victoria!
En caso de que no siga la morsa y no la goce, posiblemente ya lo habrán tachado de hereje y no volverán. ¡Victoria!
En dichoso caso que el individuo proselitista continue acechándolo, haga lo siguiente.
Dramatización:
"¿Quién?"
"Buenas tardes, queremos a invitarle a leer hoy la Biblia..."
"No me interesa, gracias."
"Pero es necesario que usted encuentre el camino a la salvación."
"Ya la encontré."
"Hasta luego."
¡Eureka! Ya no se esforzarán por darle algo que usted supuestamente tiene. (Seamos sinceros, todavía no está a salvo. Pronto vendrán los zombis, los hombres topo, y los zombis topo a intentar conquitarnos.) Pero ya no se tendrá que tener que preocupar por aquellos timbrazos los domingos a medio día. Y recuerde, si ellos pueden vender salvación, usted les puede vender una morsa.
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