miércoles, 24 de octubre de 2007

Laberintos Urbanos

¿Nunca les ha pasado que quieren dar la "vuelta a la manzana" creyendo que ésta es cuadrada para regresar a un sitio? Bueno, muchas veces la manzana ni siquiera es redonda. No sé a quién se le ocurrió la maravillosa idea de hacer caminitos entre las cuadras.

Ayer que llevé al buen Sant a que recogiera su coche del corralón en la buena calzada de la Viga, quedé en irme a estacionar mientras Sant arreglaba todo con el captor de su auto. ERROR. Me salté un par de callesitas y decidí entrar en la que parecía más decente. Me seguí derecho un rato y di la vuelta a la derecha (para rodear y reencontrarme donde estaba), pero ¡oh sorpresa! ¡Era un callejón sin salida! "Joder", pensé, "Me tengo que echar en reversa." Al menos hasta que un carro se puso detrás de mi. Por fortuna, una amable señorita me preguntó si quería que me abriera el estacionamiento para darme la vuelta. Ya le pregunté sobre calzada la Viga y me dijo que me metiera a la calle Floricundios o algo así. Ya me pude regresar dando estratégicas volteretas dentro del estacionamiento y salí.
Di vuelta en la calle que me dijo, y otra vez un pinche callejón sin salida. Otra vez un carro atrás de mi, que pudo pasar, y pude meter reversa y regresar por donde fuera. Salí a una calle que parecía avenida y pronto me encontré en Tlalpan. Sí, en Tlalpan. ¿Cómo llegué ahí? No tengo la más remota idea... pero llegué ahí. Sin embargo, todo fue más sencillo a partir de ahí, volví a ubicar el lugar de mi perdición y regresé por Santiago.

Todo por buscar un lugar donde estacionarme.
Sin embargo, no supera esa de la Magdalena Mishuca... esas bajadas sin salida fueron aterradoras, pero ese es otro laberinto y otra historia...

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