viernes, 14 de marzo de 2008

Intolerancia.

Quisiera compartir mis pensamientos hacia lo llamada intolerancia.
Vázquez y alguien más por ahí alguna vez me dijo que la tolerancia era mala. El simple hecho de tolerar significa aguantar algo que no nos parece o nos molesta. Sí y no. Tolerancia a las ideas o a lo ajeno no es lo mismo que tolerar abuso. No puedes ir madreando por la vida a todo aquel que no piense como tú o que tenga una opinión distinta a la nuestra, eso es lo que hace al mundo grande y es lo que nos hace progresar. Si no compartieramos nuestras ideas, puntos de vista y nos esforzáramos por sustentar nuestras razones, estaríamos sumergidos en un conformismo sin avance. Claro... tal vez sea un conformismo cómodo.

Con lo que paso con los emos no me enorgullece, es una estúpida guerra de estereotipos y de etiquetas. "Soy emo." "Soy metalero." "Soy un wey que usa tanga rosa, baila con mujeres y ganará en un día lo que tú ganas en una quincena." Claro que necesitamos un grupo con el que nos podamos identificar. Siempre lo hemos necesitado, es un hecho, pues el hombre es social por naturaleza y necesitamos a otros para sobrevivir. Sin embargo, tendemos a etiquetarnos dependiendo del grupo al que pertenezcamos. Sí, yo me identifico con los metaleros, y por eso me considero uno de ellos, más no ando diciendo: "Es que los metaleros somos unos chingones." Nel, eso ya paso. Que es más fácil etiquetar a primera vista a un wey con una playera de Iron Maiden y pensar: "Ese wey es de los míos, escucha buena música." No es lo mismo, es simplemente un proceso de identificación. Y lo mismo pasa con los emos, otakus, rancheros, traileros, jotos. Tienen señas particulares que los identifica como grupo, que saben que cuando se acerquen a esa persona podrán tener "temas en común". El problema de lo que pasó en Querétaro, fue una desgracia y un horrible acto de intolerancia.

Sin embargo, aquí les viene el otro lado de la moneda. Cuando se usa la etiqueta de intolerante para imponer ideas. Y por desgracia para la comunidad homosexual, esto va dirigido a ellos porque es el ejemplo más común que se me ocurre.
En el momento en que yo como individuo difiero con algún tema de índole homosexual (adopción entre parejas del mismo sexo, su matrimonio, etc...) fíjense que automáticamente seré tachado de intolerante, a pesar de que respeto las ideas de la persona y no lo estoy agrediendo físicamente. Pero en el momento en que pienso y digo que la adopción entre homosexuales no se debería ni siquiera pensar (¿Qué animal de la naturaleza puede procrear o dar vida a partir de la unión del mismo sexo? Y aunque la adopción no es de índole natural, ¿qué nos hace pensar que no hará falta el respectivo rol materno y paterno? A la larga la naturaleza es sabía, ella sabrá) en la adopción entre homosexuales. Es mi idea, y puedo sustentarla, pero existirá quien me preisone diciéndome retrógrado e intolerante.
Cuando etiquetamos a alguien así, nosotros somos los intolerantes, siendo que hoy en día al parecer esa palabra ha adquirido mucha fuerza y hasta parece insultante, pero bueno, esa es mi opinión.

Espero no haberlos aburrido con mi discurso acerca de la intolerancia... pero creo que debemos estar concientes cuales son las finas líneas que separan la verdadera intolerancia a la que se impone.

No hay comentarios: